El debate de la desigualdad
La brecha entre ricos y pobres se amplía
Por Xavier Serbia / www.xavierserbia.com
“El rico se hace más rico y goza del placer, mientras que los pobres más pobres y no gozan del placer” es una frase que cada vez suena con mayor fuerza.
Recientemente, George Stiglitz —economista y premio Nobel- publicó en una columna de opinión que la brecha entre aquellos que más tienen y los que menos tienen se ha abierto. Indica que el 1% de la población recibe cerca del 25% del ingreso nacional de Estados Unidos. En el caso de la riqueza, el1% controla el 40%.
¿Por qué esta desigualdad? Según Stiglitz, menos oportunidades para los que menos tienen, distorsiones como el monopolio de poder y beneficios impositivos a grupos especiales, y falta de más inversión por parte del gobierno en educación, infraestructura y tecnología.
El tema está volviendo a tomar primer plano causando la ira en algunos.
¿Cómo medir la desigualdad?
¿Existe la desigualdad económica? Sí. ¿Debido a qué? No necesariamente la explicación más convincente es porque el rico se roba la torta de la riqueza. Aunque es una explicación muy común y popular, es muy ambigua.
La diferencia en ingreso, pago y riqueza neta — activos menos pasivos- puede variar entre personas por muchas razones. La desigualdad puede ser por falta de oportunidades o distorsiones como el abuso de poder como dice Stiglitz. Pero, también puede ser por otras razones.
Edad: las diferencias en ingreso, pago y riqueza se pueden atribuir a la edad.
Educación: una persona con mayor educación tiende a tener más ingreso y riqueza que aquellos que no la tienen.
El tipo de empleo, industria y lugar geográfico: dependiendo del tipo de ocupación e industria los ingresos pueden aumentar o disminuir.
Movilidad: Otra realidad es que las personas suben y bajan de la escala económica. O sea, nosotros no nos quedamos en el mismo ingreso, constantemente.
¿Qué puede hacer que cambie? La suerte o la mala suerte en un negocio. Buena suerte en los juegos de azar, como la mala suerte de un accidente. Una herencia o pago por un seguro de vida. O caída en sus inversiones.
Para que tengan una idea, según estadísticas del Departamento de Rentas Internas de Estados Unidos más de la mitad de los que estuvieron en ese 1% de las personas con mayor ingreso en 1996, no estuvieron incluidos en el 1% en el 2005.
Otro debate es cómo medir la desigualdad y en qué periodo. La medición más común es medirla por familia, no individuo.
¿Se justifica la ira?
Es cierto que la ira es algunas veces justificada. Si vives en un país donde te niegan oportunidades de progreso, no se premia el mérito pero sí la corrupción o el abuso de poder, claro que la ira es justificada.
Pero, en otros casos, hay gente que vive en países de oportunidades, que no sufren el abuso y están felices por lo que tienen. Hay otros que no están felices porque siempre ven la felicidad en el otro o porque cometieron errores.
¿Existe desigualdad? Sí. Pero la explicación de su existencia es compleja. Si vemos, esta no se puede explicar simplemente bajo el concepto de división “rico-pobre”. O que el rico monopoliza el dinero y la felicidad, los pobres la pobreza.
Entonces, si diagnosticar el problema es complejo. ¿Se imaginan la solución? Es aquí donde el debate se complica, por un lado, cómo reduces la desigualdad y quién debe hacerlo.
¿Cómo hacer que aquellos que menos tienen, tengan más? ¿Educación? ¿Oportunidades? ¿Transferencia de pago? ¿Quién es más eficiente haciéndolo? ¿El gobierno a través de distribuir directamente el dinero imponiendo más impuestos a los que más ganan y transferirlo a aquellos que menos tienen en forma de programas sociales? ¿O permitir mayor oportunidad de entrenamiento y educación, y facilitando la producción para generar más empleo y crecimiento, atacando las distorsiones de forma temporal?
Los griegos la discutieron en la antigüedad y nosotros lo seguiremos haciendo.
Al final tú decides.
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